1. Resumen primer fragmento: La
ciencia
En este texto, Aristóteles habla sobre la ciencia y su estudio. El
fragmento versa sobre las virtudes intelectuales, que son 5: el arte, la
ciencia, la prudencia, la sabiduría y el intelecto. Argumenta que la ciencia es
algo verdadero y necesario, no está sujeta a ningún cambio ni alteración, es
enseñable, demostrable e inmutable.
La ciencia se ocupa de lo necesario, que
además es lo eterno, ingénito e indestructible, y la opinión o la
suposición, se ocupan de lo contingente (lo que puede ser de otra manera). Los
conocimientos científicos pueden ser obtenidos a través de dos métodos, la
inducción y el silogismo. El silogismo parte de lo universal, valiéndose
del razonamiento, Mientras que la inducción parte de lo particular, y trata
sobre la ciencias experimentales como la química y la biología.
2. Resumen del segundo fragmento: El arte
Aristóteles
analiza y entiende el arte como la creación de un objeto. Compara al arte
con la ciencia; la ciencia no puede ser de otra manera, el arte sí.
La acción tiene que ver con la ética, mientras el arte con la producción. Para producir algo
necesitamos conocer la técnica adecuada, ya que en el caso de no ser así
tendríamos una falta de arte; el artista que usa la racionalidad para producir
cualquier objeto, es un buen técnico, porque es capaz de hacer las cosas bien,
tiene las habilidades, conocimientos, necesarios para ello: a diferencia de la
acción, que tiene su fin en sí misma, el arte tiene su fin en otro.
En conclusion, el arte es un modo de ser
productivo acompañado de razón verdadera, y la falta de arte es un modo de ser
productivo acompañado de razón falsa.
3. Resumen tercer fragmento: La prudencia
En este
fragmento Aristóteles hace una investigación de la prudencia, para definirla
observa el comportamiento de un ser humano prudente, que delibera, y tiene en
cuenta las consecuencias de sus actos, no actúa por instinto.
Cuando
reflexionamos sobre algo, deliberamos, pensamos en lo que mas nos conviene,
para nuestra felicidad. Un hombre prudente no actuaría de
forma impulsiva, sino que valoraría todas sus opciones antes de tomar
una decisión. Este hombre elige de principio a fin
medios prudentes. Si la acción no es prudente el fin tampoco. No es
prudente ser injusto para obtener finalmente un beneficio; el fin no justifica
los medios.
La prudencia se distingue de la ciencia como virtud
intelectual porque esta discurre sobre lo necesario por medio de la
demostración y la prudencia se ocupa de lo contingente mediante deliberación. A
su vez también se diferencia del arte porque éste se ocupa de la producción,
cuyo fin es distinto de ella misma, mientras que la prudencia se ocupa de
la acción que es un fin en sí misma y de los mejores medios para su realización
en cada momento, porque no existe una técnica determinada para ser prudente.
Según el filósofo tanto el dolor como el placer
corrompen al hombre y la virtud de la prudencia se consigue mediante la
moderación. La moderación es la capacidad de escoger aquello que se
encuentra en el punto medio entre el exceso y el defecto.
Quien carece de moderación y se deja arrastrar por los placeres. De este
modo se vuelve imprudente o insensato. En definitiva, se distingue de todas las
virtudes intelectuales porque es a un tiempo intelectual y
moral.
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