miércoles, 24 de abril de 2013

Nociones Nietzsche


NOCIONES
- Los sentidos y el cuerpo. Para Nietzsche los sentidos simbolizan, lo esencial para la percepción. Su vitalismo propone que la percepción del mundo la captamos  por medio de los sentidos, dándole la razón a la corriente empirista en esto. Considera que es imposible vivir y desarrollarse sin tener en cuenta lo que los sentidos nos dicen. En realidad los sentidos nos muestran una sensibilidad, es decir un vitalismo que cada persona imprime con su toque personal. Para Nietzsche, los sentidos no engañan, son los únicos instrumentos que captan fielmente la realidad inestable y cambiante del mundo. La razón sólo nos muestra la realidad disfrazada, oculta,  a través de los conceptos. Todos los filósofos desde la Antigüedad han calificado a los sentidos como fuente del error, porque éstos afirman la historia y el cambio,  y creen,  que tener fe en los sentidos es tener fe en una mentira. Mas no se dan cuenta de que los sentidos nos muestran la realidad, el único mundo existente, un mundo vivo, en movimiento, etc.,  Nietzsche esta en contra del dualismo antropológico de Platón y Descartes, que afirma que el hombre esta dividido en cuerpo y alma, y por tanto, una parte de su ser viajara a un mundo trascendente. Para Nietzsche, no existe mas vida que ésta, y por tanto el alma es tan mortal como el cuerpo. Lo que es mas, no hay alma.   Al entender de Nietzsche, la unidad activa que llamamos cuerpo. El cuerpo es símbolo de la vida, lo que nos une a la Tierra, por donde fluye la voluntad de poder.
- Los “conceptos supremos” y el concepto “Dios”. Cuando Nietzsche se refiere a Dios se refiere al dios de la religión, particularmente del cristianismo, pero también a todo aquello que pueda sustituirle, porque en realidad Dios no es una entidad sino un lugar, una figura posible del pensamiento, representa lo Absoluto.
Dios es la metáfora para expresar la realidad absoluta, la realidad que se presenta como la Verdad y el Bien, como el supuesto ámbito objetivo que puede servir de fundamento a la existencia por encontrarse más allá de ésta y darle un sentido.
Todo aquello que sirve a los hombres para dar un sentido a la vida, pero que sin embargo se pone fuera de la vida, es semejante a Dios. Cuando Nietzsche declara que Dios ha muerto quiere indicar que los hombres viven desorientados, que ya no sirve el horizonte último en el que siempre se ha vivido, que no existe una luz que nos pueda guiar de modo pleno. Esta experiencia de la finitud, del sentirse sin remedio desorientado es necesaria para empezar un nuevo modo de vida.
En línea con esto tenemos los conceptos supremos,  expresión que se refiere a las características racionales que los filósofos dogmáticos han utilizado para referirse a la “verdadera” realidad del mundo inteligible. Estos conceptos pretenden designar las características de ese mundo verdadero Pero para Nietzsche estos conceptos supremos no designan nada real, sino que son términos que elabora nuestra razón para referirse a un mundo inventado por nuestra desconfianza y cobardía ante la realidad del devenir, que no puede caracterizarse mediante aquellos conceptos, sino mediante intuiciones sensibles que capten adecuadamente la realidad sensible. Para Nietzsche en la realidad vital lo superior siempre proviene de lo inferior, sin embargo, vemos como en este fragmento la tradición metafísica y cristiana lo niegan, siendo todo esto  un símbolo mas de su decadencia. Nietzsche usa el método genealógico para averiguar cómo se ha originado el mundo verdadero o Dios, y concluye que se basa en dos causas: la metafísica del lenguaje y el resentimiento contra la vida.
- El arte trágico y lo dionisiaco. El arte para Nietzsche es el único instrumento adecuado para entender la vida, porque afirma la multiplicidad y subjetividad de la realidad (devenir) utilizando la metáfora y no el concepto. No mata, sino que crea.  Nietzsche considera que la tragedia es la forma suprema de arte, ya que representa el espíritu dionisiaco, es decir, la afirmación de la realidad y del hombre mismo tal y como son. El artista trágico es dionisiaco porque no pretende metas ni orígenes fuera de este mundo, sino que afirma la realidad, la vida, tal como nos aparece, incluso en sus aspectos más enigmáticos e irracionales, terribles y dolorosos. Nietzsche considera el arte trágico como contrario a la actitud decadente. De la tragedia se desprende una vigorosa afirmación de la vida, pues enseña que siempre hay que decir que sí, incluso a lo más doloroso. Lo cual no podemos entender sin tener en cuenta lo que para Nietzsche es crucial en su filosofía. En la voluntad de poder encontramos una reminiscencia del espíritu dionisiaco, ya que ésta se presenta como una fuerza arrolladora. Una fuerza vital que incorpora la fuerza dionisiaca al mundo.
El vitalismo de Nietzsche: Es vitalista toda teoría filosófica para la que la vida es irreductible a cualquier categoría extraña a ella misma. Esta doctrina tuvo éxito en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Las  corrientes vitalistas se diferencian por su concepto de vida:El vitalismo es una doctrina contraria al racionalismo. Cabe entender la totalidad de la filosofía de Nietzsche como el intento más radical de hacer de la vida lo Absoluto.
El concepto de voluntad del poder intenta explicar el estado natural de toda la vida humana. Schopenhauer demandaba que el impulso fundamental en todas las criaturas es la voluntad de vivir; Nietzsche en desacuerdo, afirmó que cualquier criatura que arriesgue deliberadamente su vida por cualquier razón, está negando la voluntad de vivir; Nietzsche cree que en todas las cosas encontramos un afán por la existencia, desde el mundo inorgánico hasta el mundo humano, pasando por todos los distintos niveles de seres vivos. Todas las cosas son expresión de un fondo primordial que pugna por existir.
La crítica de Nietzsche a los filósofos: Los grandes referentes de la filosofía occidental han sido, para Nietzsche, sus grandes traidores, responsables de la corrupción que provoca el predominio de la razón sobre la vida. Frente a éstos, dirige sus críticas contra Sócrates y Platón: Los acusa de egipticismo, que es la tendencia a la permanencia estática, a la intemporalidad, por eso le reprocha a los filósofos carecer de sentido histórico.  Sócrates fue el encargado de que Apolo se impusiera sobre Dionisos, con lo que la razón dominó sobre la vida. Su discípulo Platón despreció el mundo que nos rodea, a la vez que se inventó uno nuevo, en el cual se encontraba la verdad y el bien. El idealismo de ambos esconde, en realidad, la decadencia, el temor ante la vida irracional, el miedo al instinto desordenado y dionisiaco, la angustia ante la finitud y la muerte. Es un consuelo metafísico propio de la debilidad humana. Con ellos comienza la cultura occidental y la decadencia respecto del tono vital anterior; dan lugar al “platonismo”, o creencia en la existencia de un Mundo Verdadero, Objetivo, Bueno, Eterno, Racional, Inmutable, y el desprecio de las categorías de la vida. Ellos dan lugar a la Ciencia y la Metafísica y a las condiciones que permiten la aparición de la Religión y la Moral.
 Frente a Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes y gran parte de lo mejor de la tradición filosófica, defiende una tesis radicalmente contraria al objetivismo y conecta con otra línea filosófica históricamente más desacreditada: el relativismo, escepticismo y subjetivismo. Esto es, Nietzsche defiende el perspectivismo, para el que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, del que es imposible prescindir: las características del sujeto que conoce (psicológicas, sociales, físicas, la peculiaridad personal, la misma biografía) hacen imposible superar la propia perspectiva; no podemos desprendernos de nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad. Esta tesis cierra las puertas al conocimiento universal.
La metafísica se equivoca al separar la apariencia y la esencia, el mundo aparente y el mundo verdadero. La única verdad es la apariencia y los conceptos metafísicos son obstáculos que nos separan de las cosas.
Nietzsche considera que los valores tradicionales son los de la moral de esclavos ya que nos esclavizan porque son aquellos que están bien vistos o que son políticamente correctos y frente a ellos Nietzsche propone la moral de los señores, los valores del superhombre y de afirmación de la vida.
A esta teoría, le añade Nietzsche un tono claramente pragmático: la verdad va unida siempre al interés. Es verdadero para cada individuo lo que aumenta su voluntad de poder, lo que hace que la vida se expanda. Las consecuencias subjetivistas son inevitables. Todo es perspectiva, punto de vista ligado al interés propio. La verdad no existe, y su lugar es ocupado por la verdad de cada uno, aquella que a cada uno le interesa.
CONTEXTUALIZACIÓN
Friedrich Nietzsche fue un filósofo del siglo XIX. Nació en Rocken el 15 de octubre de 1844 y murió el 25 de agosto de 1900. Nietzsche vivió en la época de los grandes movimientos sociales, influidos por el socialismo, el marxismo y el anarquismo, sin embargo, el “filósofo del superhombre” les prestó poca atención. Su obra se puede dividir en tres periodos: Romántico o estético, positivista y anti metafísico, periodo de Zaratustra.
La doctrina de Nietzsche se haya vinculada a corrientes como el irracionalismo, la filosofía de vida… y se opone a otra como el idealismo, el positivismo, el romanticismo, el materialismo socialista, el espiritualismo… y en general, a toda la historia de la filosofía occidental. Fue el principal exponente del Vitalismo, que se caracteriza por la comprensión de la vida en el sentido biológico, subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia.
Para entender el pensamiento del autor estudiado, es necesario conocer las influencias que recibió, tanto anteriores como contemporáneas, así como la influencia que él mismo supuso para pensadores posteriores.
La doctrina de Nietzsche se halla vinculada a diversas orientaciones, aunque sin quedar incluida concretamente en ninguna de ellas. Se opone en general, a toda la historia de la filosofía occidental. Con los presocráticos el mundo griego vivió su momento de esplendor. De esta época Nietzsche recoge de los sofistas su teoría relativista de la verdad y la concepción del lenguaje como un simple instrumento del ser humano, sin un fundamento objetivo que lo legitime.
Por su parte, Heráclito le influye con la idea de devenir; con su dialéctica de fusión o su armonía de contrarios, así como en su aprecio de los símbolos y metáforas para explicar sus posturas; su valoración de la inspiración; y con su estilo oscuro y aforístico, basado en la fragmentación del texto para evitar enredarse con los criterios de verdad (según Nietzsche falsos).
De Parménides rechazó su idea del Ser, que según él era aquello inmutable, inmóvil; mientras que el No-Ser era aquello cambiante. Con Eurípides, Sócrates y Platón comienza la decadencia de la cultura occidental según Nietzsche, que se opondrá a estos filósofos por considerarlos responsables de los fatales errores que conducirán, casi desde sus inicios, a la decadencia de la cultura occidental: la invención de un Mundo Absoluto, Inmutable, Eterno, Verdadero, Racional, Bueno y Objetivo, mundo en el que habitará también el Dios y lo trascendente de lo que nos habla el cristianismo. De éste dice que es el “platonismo para el pueblo” basado en la existencia de dos mundos: el terrenal y el divino, correspondientes respectivamente al sensible y al inteligible de Platón.
De la Edad Moderna, Nietzsche está influenciado por Voltaire y Spinoza, que descreen y combaten toda moral tradicional, enfrentándose a un cristianismo que estigmatiza el pecado y universaliza los valores morales. Recoge también el pensamiento de Hume que critica a Descartes en su idea del alma, el papel de los sentidos y su negación de las substancias y de la necesidad, reinterpretando ésta última como un mero hábito psicológico. Frente al dualismo antropológico, presente tanto en Platón como Descartes, (divide al hombre en res extensa y res cogitans) propone una concepción del hombre mas afín a la de Aristóteles, entendiéndolo como un todo, pero haciendo hincapié en su corporeidad.
Nietzsche criticó toda la filosofía de Kant por considerarla una forma sofisticada de platonismo. Sin embargo, recogió la idea kantiana de la imposibilidad de alcanzar el conocimiento de la realidad en sí misma, pues el conocimiento humano no puede llegar a la esencia de lo real. Si bien, para Nietzsche la esencia no existe, lo único real es el fenómeno.
En cuanto a las influencias contemporáneas del siglo XIX, está influido por las críticas a la religión realizadas por la izquierda hegeliana (Feuerbach, Strauss y Marx), que tratan a Dios como una creación del hombre. La influencia filosófica más decisiva fue Schopenhauer que le hizo interesarse por el pensamiento oriental y por los presocráticos. Para Schopenhauer la realidad es voluntad, manifestación de una fuerza ciega infinita. Pero esa voluntad es desdicha y dolor, un deseo siempre insatisfecho. Nietzsche, sin embargo, entendió la voluntad como voluntad de poder, tiene una visión más positiva y vitalista de la misma.
En relación a las influencias posteriores, Nietzsche no ha dado lugar a una escuela filosófica claramente establecida, pero sus ideas están presentes de un modo u otro en muchos pensadores contemporáneos. Su influencia ha traspasado los límites de la filosofía llegando no sólo al público general sino también a doctrinas políticas tan opuestas como el nazismo y el anarquismo. En el círculo de la filosofía se han ocupado de él figuras tan importantes Jaspers, Scheler y Heidegger pero su más clara huella se encuentra en las doctrinas vitalistas, y en España en la filosofía de Ortega y Gasset, y, más recientemente, en autores como Fernando Savater. 

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