miércoles, 24 de abril de 2013

Nociones Aristóteles


2.1. LO NECESARIO Y LA CIENCIA.
 La ciencia tiene como método la demostración cuyos resultados son conclusiones de validez universal y su objeto es lo necesario.
Reúne estas características: Sólo hay ciencia de lo universal no de lo singular. Es un conocimiento de lo necesario, de “lo que no puede ser de otra manera. Es un conocimiento por las causas. Se puede enseñar. Se obtiene por demostración. Es un conocimiento verdadero y cierto como consecuencia de lo anterior.
La ciencia funciona demostrativamente, y consiste en que a partir de unos enunciados dados puedan obtenerse unas conclusiones. El esquema de demostración más simple es el silogismo. El silogismo parte de lo universal. Un silogismo es un esquema de razonamiento tal que a partir de dos enunciados denominados premisas, que han de estar conectadas entre sí por un término medio y de modo correcto, se puede obtenerse una conclusión. El silogismo en general es un proceso deductivo ya que extrae verdades particulares de verdades universales. 
Aristóteles se plantea ¿cómo se captan las verdades universales? Hay dos maneras: 1ª La inducción que es un proceso por el que se va de lo particular a lo universal, 2ª La intuición que es la captación pura por el intelecto de los primeros principios. Una visión inmediata. También la podemos llamar evidencia.
La demostración no es sino una clase especial de silogismo. No todo silogismo produce un conocimiento científico sino únicamente aquel que se apoya, en último término, en unos primeros principios que han de ser inmediatamente evidentes e indemostrables.
La sabiduría es la virtud intelectual más perfecta y reúne la intelección y la ciencia. Se ocupa de lo más excelente porque lo más excelente es lo necesario, eterno y que no cambia. En esto se diferencia del arte que se ocupa de lo que cambia, en su caso, de la producción y de la prudencia que también se ocupa de lo que cambia, de aquello que nos conviene hacer en nuestra vida pública o privada.

 2. 2. LA PRODUCCIÓN Y LA ACCIÓN.
 El método del arte es la deliberación; su objeto es lo contingente, pero entendido como acción productiva que no es en sí misma su propio fin ya que su fin está en la construcción de algo útil y bello.
A diferencia de lo necesario, que sólo puede ser de un modo, lo contingente puede ser de dos maneras: como acción o como producción. De la primera se ocupa la prudencia y de la segunda el arte. El resultado de ambas puede ser de otra manera, pero se diferencian en que la acción tiene su fin en sí misma y la producción no es en sí misma un fin, sino que tiene su fin en otro, a saber, lo producido. Una acción valerosa, o generosa, o justa es un fin en sí misma y la realiza quien posee las virtudes correspondientes. La buena acción en cuanto tiene su fin en sí misma ha de ser un elemento constitutivo de lo que es fin último y bien máximo, es decir, la felicidad. En efecto, no hay felicidad sin sensatez o prudencia y la buena acción la requiere.
 El arte, es una virtud intelectual que consiste en aquel conocimiento que es principio de la producción, de suerte que quien lo posee puede producir bien una cosa, de acuerdo con la forma y el uso que le son adecuados. Así decimos de alguien que es un buen arquitecto porque posee el arte de la arquitectura, es decir, los conocimientos que le permiten producir buenas casas o templos y por tanto adecuados al fin de habitar o adorar al dios.
 Aristóteles nos dice que el principio de la producción del artefacto u objeto artístico está en otro, en el artesano que posee el arte y no en sí mismo. Con ello pretende diferenciar el arte de la naturaleza, pues el primero tiene un principio externo de producción y la segunda un principio interno que reside en el propio ser natural. Aristóteles dice que las cosas naturales "tienen su principio en sí mismas".
 Seguidamente Aristóteles compara el arte con la tyché que es traducida por azar, es decir, espontáneamente. El arte y la suerte o fortuna coinciden en que tienen por objeto lo contingente y se dan de manera accidental o por casualidad.
 Arte y naturaleza coinciden, ya que, en que ambos son procesos teleológicos, orientados a la realización de un fin. Más aún, ambos emplean los mejores medios posibles.


 2.3. PRUDENCIA Y MODERACIÓN.
         Se llama sensato o prudente al que reflexiona adecuadamente acerca de las acciones que más le conviene realizar en cada momento, elige adecuadamente y lleva en consecuencia una buena vida. Se distingue de la ciencia como virtud intelectual porque ésta discurre sobre lo necesario por medio de la demostración y la prudencia se ocupa de lo contingente mediante deliberación, es decir, mediante un proceso reflexivo acerca de alternativas de acción que se refiere a los mejores medios para el logro de un fin, la buena vida, y cuya conclusión es la decisión, principio de la acción. Se diferencia también del arte porque éste se ocupa de la producción, cuyo fin es distinto de ella misma, mientras que la prudencia se ocupa de la acción  que es un fin en sí misma y de los mejores medios para su realización en cada momento. El método de la prudencia es la deliberación cuyo resultado son decisiones de validez particular referidas a fines y medios; el objeto de que se ocupa es lo contingente entendido como acción que es en sí misma su propio fin.
 En rigor, se distingue de todas las virtudes intelectuales porque es a un tiempointelectual y moral; intelectual por reflexionar con la razón y moral porque se ocupa de las acciones que forjan el carácter y nos hacen éticamente virtuosos. Según Aristótelesno hay virtud moral sin prudencia, porque cuando ésta falta no se atina con el bien o lo conveniente; pero tampoco hay prudencia sin virtud moral, pues sólo el virtuoso tiene como fin una vida buena y la prudencia delibera acerca de los mejores medios para alcanzarla. “La virtud hace recto el fin propuesto y la prudencia los medios que a él conducen”..
 Seguidamente se ocupa de la relación particularmente estrecha que existe entre lasophrosyne  y la phrónesis, de suerte tal que el significado de la primera sería el de salvaguardar la segunda. Ello es así porque la templanza es aquella virtud moral que consiste en el justo medio entre dos extremos o vicios, el de aquel que se deja llevar y se excede en los placeres corporales, en particular los sensuales, y el de aquel que es insensible a los mismos. La templanza es moderación, autodominio respecto a esos placeres. Quien carece de ella y se deja arrastrar por los placeres pervierte su juicio respecto a lo que le conviene y debiera ser el fin de su vida. De este modo se vuelve imprudente o insensato.
Aristóteles concluye con una definición más precisa de la prudencia: "disposición racional verdadera y práctica respecto de lo que es bueno para el hombre". Disposición traduce el término griego hexis que también se traduce por hábito. Con esto se significa que la prudencia es un modo de reflexionar arraigado en el ser humano y no flor de un día. No llamamos prudente al que en una ocasión o dos se comporta sensatamente, sino al que habitualmente lo hace a lo largo de una vida. Es verdadera porque el juicio ha de ser correcto acerca de la acción que conviene realizar. El juicio propio de la prudencia es la opinión. De las partes racionales del alma, es la razón práctica la que se ocupa de las acciones y como las acciones son contingentes, los juicios que le son propios son opiniones que, no obstante, han de estar fundadas en razones.
 En cuanto a la relación con el arte, que también trata de lo contingente, además de la diferencia ya establecida de que el arte se ocupa de la producción que tiene su fin en otro y la prudencia con la acción, que tiene su fin en sí misma, cabe destacar que, según Aristóteles, hay una excelencia del arte pero no de la prudencia. Con ello significa que en el caso del arte hay un dominio mayor o menor del conocimiento artístico y así se es mejor o peor artista, pero en el caso de la prudencia no, pues o se es prudente o no se es. Además, en el arte es preferible el que yerra voluntariamente, pues ello es señal de que conoce su oficio, mientras que en el caso de las virtudes morales el que hace lo inconveniente porque quiere es peor que quien lo hace involuntariamente.
 Estrechamente relacionadas con la phrónesis están la deliberación y la elección. Ladeliberación se ocupa de las cosas que podemos hacer nosotros mismos, especialmente cuando hay más de una forma de intentarlas. La deliberación es el proceso reflexivo respecto a las alternativas de acción que más nos convienen y cuya conclusión es la elección. La deliberación se emprende con miras a descubrir los medios mejores para realizar un fin predeterminado. El hombre prudente es el que delibera bien y sabe elegir en situaciones concretas los mejores medios con el fin de lograr una buena vida. La elección pertenece a la esfera de lo voluntario y es una combinación del deseo con la razón o un deseo deliberado de lo que está en nuestro poder.
La prudencia se ocupa de aquello que nos conviene en nuestra vida privada, pero también en nuestra vida pública y entonces la prudencia se considera política y de ahí que todo buen político haya de ser prudente, como indica Aristóteles.

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